lunes, 19 de marzo de 2012

La era de Leo Messi

El mundo del fútbol se rinde una vez más ante las prestaciones de este genio argentino que escribe, temporada tras temporada el capítulo más brillante de la historia del fútbol.


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Con cada recital de Leo Messi, un adjetivo muere por redundancia. Las palabras para definir al mayor talento futbolístico en décadas se han acabado. Los diccionarios de sinónimos han exprimido su capacidad y ya es solo cuestión de no repetir mucho lo que se narró del partido anterior.

Porque por extraño que parezca, las exhibiciones ya rutinarias de Messi aún producen en el aficionado la misma sensación que al revisar por enésima vez su obra de arte favorita, en cualquiera de sus disciplinas. La excelencia nunca cansa, nunca ahoga o aburre.

Leo Messi se reinventa cada nueva temporada cuando ya parece que lo contemplado años atrás es imposible de superar. Pulveriza sus registros en cada nuevo curso. Es feliz mientras juega y por eso no pierde ningún minuto. El argentino es un espectáculo en sí mismo, como en su día lo fueron otros grandes futbolistas, como el brasileño Garrincha. Como explicó su entrenador, Pep Guardiola: “la gente paga una entrada para ver jugar a Messi”. De momento, cada euro para ver al argentino está perfectamente justificado. Garrincha fue la alegría del pueblo. Messi es la alegría del planeta fútbol. “No veremos otro igual”,  afirmó rotundo Guardiola.

Y quien no disfruta de Leo Messi, realmente, no le gusta el fútbol, entendido como divertimento, como deporte, como espectáculo. Messi se ha convertido en el actor principal de una época futbolística inolvidable que quedará plasmada en la memoria colectiva, porque cuando se retiré, volverá a jugar, a regatear y a golear en las historias que contaremos a los niños que no tuvieron la suerte de disfrutarlo donde fue feliz, en el terreno de juego.

Llegará la temporada en que no pueda alcanzar las cifras goleadoras que acostumbra, pero su fútbol se adaptará a las nuevas circunstancias. Porque siempre evolucionó y no concebirá un retroceso en sus prestaciones. Mientras esto llega, el aficionado disfruta del periodo en el que este deporte conoció, tras muchos y grandes prototipos y aspirantes,  al más superlativo exponente que da sentido a este bendito juego. La era de Leo Messi y la tiranía de su excelencia.


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