viernes, 23 de marzo de 2012

Mourinho, la crispación contagiosa

Desde que llegó al Real Madrid, Mourinho ha destacado más por una larga lista de conflictos que por su capacidad como entrenador. El técnico portugués sentencia y dicta dentro del club blanco, sin que nadie discuta cada una de sus actuaciones.


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Mourinho se ha convertido en el líder, no solo deportivo, sino también espiritual, del Real Madrid. Y como en toda institución, cuando el líder duda, el resto de estamentos, se contagia. En El Madrigal, el técnico portugués trasladó a sus jugadores los nervios con los que afrontó el partido ante el Villarreal. Un equipo que, hasta hace unas semanas arrollaba a sus rivales con una capacidad ofensiva de récord, ofreció en el Madrigal una imagen de equipo acomplejado y superado por las circunstancias.
Tan solo una genialidad de Özil y un nuevo gol de Cristiano Ronaldo permitieron respirar al Real Madrid en El Madrigal. Antes, desorden equilibrado. Después, caos absoluto, contagiado a los jugadores  desde el banquillo. Mourinho con sus actuaciones perjudica a unos futbolistas que en casos concretos necesitan poca mecha para estallar. Ahí están de nuevo los ejemplos de Sergio Ramos y Pepe, empeñado una vez más en ofrecer su lado oscuro.

Y todo esto, porque Mourinho hace y deshace a su antojo desde su llegada al Real Madrid. Quiso más poder en el club y consiguió que destituyeran a Valdano. Unos meses bastaron para que Florentino Pérez se decantara por Mourinho, flamante nuevo manager del equipo. En dos temporadas en el club blanco ha destacado por una larga lista de conflictos, desde ataques a compañeros, hasta el culmen negativo que supuso el dedo en el ojo a Tito Vilanova.
Sin embargo, ni siquiera ese grave incidente mermó la libertad con la que Mourinho se maneja en el Real Madrid. Tampoco le restó popularidad entre los aficionados blancos, al contrario. El trofeo Santiago Bernabéu se convirtió en un pequeño homenaje al entrenador portugués, donde se vieron pancartas de apoyo como la de Mou, tu dedo nos señala el camino. Sin duda, un claro ejemplo de cómo Mourinho ha calado en el madridismo. La imagen del Real Madrid se devalúa, pero  la figura de Mourinho sale cada vez más reforzada dentro del club. El técnico  portugués posee una extraordinaria capacidad de embrujo y encanto para revertir situaciones contrarias. Es un encantador de madridismo.

El próximo partido en casa contra la Real Sociedad será de nuevo un barómetro para confirmar si, como se prevé, la afición del Real Madrid continúa con su apoyo incondicional a su entrenador. Una afición huérfana de un líder, de un defensor del madridismo. Sin embargo, se trata de un líder temporal en una institución centenaria, en la que nunca se vivió en este continuo estado de crispación tan contagioso.

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